Aroma de Tierra y Altura

En Chiapas, el café no se cultiva: se cría como a un hijo.
Entre montañas cubiertas de neblina y suelos volcánicos que guardan la memoria de siglos, crecen los cafetales que dan origen a uno de los granos más apreciados del mundo.

Aquí, la altitud y el clima se vuelven cómplices. El sol acaricia las hojas durante el día y la bruma refresca por la noche, permitiendo que el grano madure lentamente y desarrolle una dulzura natural, con notas de cacao, frutos secos y un toque floral que delata su origen.

En CORO, el café de Chiapas no es un simple final para la cena. Es un acto de respeto: un momento en el que regresamos a nuestras raíces, donde cada sorbo cuenta la historia de quienes lo sembraron, lo cuidaron y lo cosecharon.

Cada taza es un abrazo cálido que nos recuerda que la grandeza de la gastronomía no está solo en la técnica, sino en la tierra y en quienes la trabajan.

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Donde la Armonía se Encuentra con el Caos